Había salido a pasear un rato, estaba cansada de estar todo el día encerrada en el castillo sin hacer nada y no podía arriesgarme a salir al pueblo por miedo a que mi familia me reconociera y me descubrieran. Esto de ser espía la verdad que era bastante duro pero a mi me gustaba era como estar dentro de un libro de los que a mi me gustaban, de aventura, misterio, emoción y traición. Además que era lo único que se me daba verdaderamente bien y bueno ya llevaba aquí un año, me había acostumbrado. El príncipe no me caía muy mal la verdad, en el fondo era bueno había conseguido conocerlo bastante en este tiempo, pero yo a quien debía mi lealtad era a Kassandra y no debía permitirme a mi misma estrechar lazos con Patrik, después de todo le estaba traicionando y tenía que hacerlo, ese era mi deber.