Paseando (libre)

Nos acababamos de mudar y me apetecía dar una vuelta y que me diera el aire. Todavía estaba reciente la herida que había dejado la muerte de mis padres, y aún más el sentimiento de culpabilidad. Y lo peor de todo es que no conocía el nuevo reino al que habíamos llegado y no sabía coo distraer la mente de todos esos pensamientos tristes, quería desconectarme del mundo, pero esta vez no pude.

Anduve inconscientemente durante muchas horas hasta llegar a un bosque, no me sonaba en absoluto, por lo que supuse que se trataba del sur.
Esta vez iba con mis atuendos de capitana del escuadrón de soldados de Kassandra y con la espada bien envainada. La armadura pesaba un poco, pero podía con ella.
Hallé a una chica cerca de un gran lago, por su cara podría decir que estaba triste. Ni pensé de qué bando podía ser, me acerqué a ella y la pregunté.

¿Estáis bien?

Observé el lago, el agua era cristalina y apenas había ondas que rompieran la tranquilidad de la superficie. Salí de mis pensamientos cuando oí una voz que se dirigía a mi.

-Emm... sí -esbocé una vez más aquella sonrisa que tanto había utilizado últimamente cada vez que mi tía me preguntaba lo mismo.

Me mantuve impasible ante el intento de máscara de aquella chica.

Por la cara que teníais hace unos segundos yo diría que no pero...-Cambié mi peso a la pierna izquierda.-Supongo que no debo forzaros a que me contéis vustro problema, solo soy una desconocida.

Parecía una buena persona aquella chica, y no quería que se llevara una mala impresión de mi, después de todo ésto no duraría para siempre.

-Oh, no es por eso -dije aclarándolo-. Es solo que estoy pasando una mala racha -sonreí un poco-. Por cierto, me llamo Elena. Soy nueva por aquí -me presenté.

Una mala racha la tenemos todos. Espero que la superéis pronto.-Sonreí también, pero no del todo, al fin y al cabo con los años se pierde la práctica.-Yo soy Evelyn Nicholls, capitana del ejército de la princesa Kassandra.

-Encantada Evelyn -respondí educada-. ¿Es Kassandra la princesa de este reino? -dije esperando averiguar más cosas sobre el nuevo reino en el que me acababa de instalar. Mi tía quería que me relacionara con nobles de este lugar y no me aislara en mi misma y quizás ésta era una buena forma de contentarla.

No, ella es la princesa del reino del norte, Dalia.-Aquella noble... ¿estaba instalada en el sur? ¿Quería decir eso que estaba de parte de Patrick?-Entonces vos vivís aquí... en el sur.

-Oh, no, solo paseaba por aquí, acabo de llegar -dije pensando que había dicho algo malo por el tono de voz que había puesto la chica-. Ni siquiera sabía que el reino estuviese dividido.

Entiendo...-Dije llevándome una mano al mentón, pensativa. Luego agité la cabeza y miré de nuevo a Elena.-Disculpad mi temperamento, no soy muy social.

-Tranquila, no es nada -no es que yo estuviese demasiado social últimemente, así que no tenía nada que reprocharla-. ¿Cómo es eso de que el reino está dividido? -si tenía que escoger un bando quería estar informada.

Me quedé pensativa unos instantes mientras asimilaba la historia. Pensaba que la princesa Kassandra tenía razón y el trono tenía que ser suyo, por algo era la mayor.
-Creo que estoy del lado de Kassandra -dije aún dándole vueltas al tema mientras me cruzaba de brazos.

Asentí con la cabeza.

No quiero poneros en un compromiso... pero si me permitís mi opinión, la princesa Kassandra tiene el absoluto derecho al trono, ya que no hay ninguna ley en la que diga que solo pueden reinar varones, además de que, al ser la mayor, asume el derecho.

-Llevais toda la razón, capitana -asintí con la cabeza dando mi aprobación a los argumentos de Evelyn-. Creo que deberían aclarar sus diferencias, no está bien que se lleven mal entre hermanos.

Supongo....-Dije refiriéndome a lo último que dijo. La verdad es que nunca pensé que era contraproducente la mala relación de los hermanos, solo ví esa guerra como un anhelo de poder... que lo era, pero nunca involucré los sentimientos en esa guerra.

-Umm... ¿Sabes dónde puedo encontrar a la princesa? -aún no me conocía bien el lugar y quería conocer a Kassandra para mostrarle mi apoyo, y si era necesario, ayudarla en todo lo que pudiera.

Antes de nada... ¿cómo puedo saber si sois de fiar?-Como capitana que era debía mantener segura a la princesa. Cualquier descuido podría ser una muerte.

-Compruebalo tu misma -no sabía como hacer para demostrar que era de fiar, así que esperaba que ella supiera alguna manera de hacerlo-. Preguntame o... no sé, lo que se te ocurra.

Cargué la espada con la funda a mi hombro derecho, empuñándola por el mango en una posición pasiva.

¿Cómo puedo saber si es cierto que acabáis de llegar a este reino? ¿Qué seguridad me dáis de que no acabaréis con la vida de la princesa si os llevo a palacio?

-Nadie por aquí me conoce aún, lo que demuestra que acabo de llegar -busqué una respuesta para la segunda pregunta, no iba a matar a Kassandra, pero tenía que buscar un argumento para que me creyese-. No tengo nada contra la princesa, además si fuera una especie de asesina no sería la mejor idea ir a conocer a la princesa con la Capitana de su guardia, ¿no?

Hay algunos kamikazes que sí lo harían, pero...-Recapacité unos instantes.-Está bien, confiaré en vuestra palabra. Será menester que me acompañéis entonces hasta el castillo. Estoy segura de que la princesa recibirá agradecida todo tipo de ayuda.

-Gracias -la dijé con una sonrisa por acceder finalmente a llevarme ante la princesa, al castillo. Había conseguido distraerme de mis pensamientos, que era al fin y al cabo una de las cosas que pretendía. Esperé a que se decidiera a mostrarme el camino.

No debéis agradecerme nada.-Dije y me di la vuelta, comenzando a caminar por donde había venido.-Seguidme.

Suspiré y me encaminé a seguirla. Al final parecia que la capitana me iba a caer bien después de todo. Eché un par de zancadas más grandes hasta ponerme a su altura.